Cáritas Huesca denuncia la falta de políticas migratorias justas
Publicada: 1 julio, 2022
Cáritas Huesca se suma a la ola de denuncias surgidas tras el incidente del 24 de junio. Un suceso en el que 37 personas perdieron la vida en el lado marroquí de la valla de Melilla, según los datos de las oenegés que trabajan sobre el terreno. Además, 76 personas resultaron heridas, 13 de ellas de gravedad.
También hubo heridos entre las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas. Al menos 133 personas, la mayoría sudaneses huyendo de la guerra y la hambruna, llegaron al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad autónoma. Allí, 49 agentes y 57 inmigrantes también resultaron heridos, según datos oficiales, en el lado español.
Ante la gravedad de estos hechos, que vienen a sumarse a otros en el pasado tanto en Ceuta como en Melilla, Cáritas Huesca suscribe y se une a la declaración realizada por los obispos responsables de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad Humana de la CEE:
Lamentamos profundamente las pérdidas de vidas humanas y confiamos en el pronto restablecimiento de todas las personas heridas. Al mismo tiempo, expresamos nuestra solidaridad y cercanía, a sus familiares y compañeros. Nos solidarizamos con la preocupación de los habitantes en las ciudades fronterizas, y agradecemos a la Iglesia diocesana de Málaga su labor de acompañamiento a los migrantes y refugiados, haciendo nuestro el comunicado emitido por su delegación de migraciones. Esperamos que las autoridades competentes contribuyan al esclarecimiento de los hechos y a tomar las medidas oportunas para que no vuelvan a suceder.
Mirada humanitaria
Ante las diversas lecturas que se hacen de estos hechos violentos, invitamos a contextualizarlos con una mirada humanitaria donde, al tiempo que entendemos la necesaria regulación de flujos migratorios, debemos considerar la situación crítica y de miseria, en la que se encuentran miles de migrantes subsaharianos hacinados al otro lado de la frontera de España. No son “invasores”, solo son seres humanos que buscan llegar a Europa huyendo de guerras activas (57 en el mundo, 30 en África) y hambrunas, agravadas por las consecuencias de la guerra en Ucrania, y la sequía y las plagas provocadas por el cambio climático.
Ante este drama humanitario, proponemos evitar un uso partidista y demagógico del complejo desafío de las migraciones. Hay que analizar este drama humanitario desde las claves que nos ofrece la Doctrina Social de la Iglesia.
Tal como la Iglesia ha planteado en los foros europeos e internacionales, recordamos que necesitamos humanizar e implementar nuevas políticas migratorias. Políticas que tengan en cuenta la gravedad de la presión de la migración. España carece de espacios o recursos donde emitir visados en muchos países africanos de donde proceden miles de migrantes susceptibles de solicitar protección internacional.
Familia humana
La Iglesia aboga en todos los continentes por contribuir a salvar vidas, acoger y proteger a las personas migradas. Necesitamos una migración ordenada a través de vías legales y seguras. Fomentar la colaboración al desarrollo con los países que sufren guerras, conflictos y hambrunas.
La externalización y militarización de las fronteras no terminará con los problemas y las causas que provocan la movilidad de millones de personas migradas, refugiadas o desplazadas en el mundo. Invitamos a dar pasos de humanización. Animamos a analizar y afrontar esta nueva crisis desde la necesidad de protección de todo ser humano. Es necesario establecer con urgencia vías de acceso legales y seguras.
Si la familia humana tiene la misma dignidad y derechos, entonces nadie puede quedar excluido al otro lado de un muro o frontera. Como expone el Papa Francisco en su Encíclica Fratelli Tutti, “no importa dónde haya nacido, y menos a causa de los privilegios que otros poseen porque nacieron en lugares con mayores posibilidades. Los límites y las fronteras de los Estados no pueden impedir que esto se cumpla”.