Las Cáritas de Aragón apuestan por el empleo
Publicada: 17 mayo, 2023
Cáritas Aragón presenta su Informe anual de Empleo y Economía Social para dar cuenta de la actividad desarrollada durante 2022 en un contexto marcado por la inestabilidad y la precariedad del mercado laboral.
En un año marcado por la inflación y las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania, Cáritas consiguió acompañar a 3.292 personas, de las cuales 571 lograron acceder a un puesto de trabajo. En medio de un escenario plagado de dificultades nuestras Cáritas lograron atender a cerca de un 15% más de personas que el año anterior.
Las Cáritas aragonesas llevan décadas acompañando a las personas en sus procesos de búsqueda de empleo y en la mejora de sus competencias para situarse en igualdad de condiciones ante un mercado laboral cada vez más competitivo y con peores condiciones. El año pasado se destinaron 4.677.344 euros, de los cuales 2.743.022 euros fueron destinados concretamente a iniciativas de economía social.
Apostar por economía social
El perfil de las personas participantes en los programas de empleo se mantiene similar a años anteriores, siendo la mayoría mujeres, con estudios básicos. Detrás hay multitud de situaciones que ir superando para lograr el objetivo de la inserción laboral. En muchas ocasiones nos encontramos con personas que carecen de competencias digitales, presentan dificultades de aprendizaje, escasa experiencia laboral o muchos problemas de conciliación familiar. Además sufren situaciones de graves carencias socioeconómicas y baja autoestima que les lleva a la desmotivación.
Con el objetivo de contribuir a la construcción de la económica solidaria y de atender a las personas en situación de desventaja social, Cáritas en Aragón promueve el empleo protegido a través de sus empresas de inserción o centros especiales de empleo, entre otros. Estas iniciativas de economía social han generado 105 puestos con contrato de inserción, a través de los cuales mejoran su empleabilidad en un entorno real de producción, desarrollando sus competencias laborales y personales.
Cuentan, además, con el apoyo del personal de producción y de acompañamiento, cuyo objetivo es formar y capacitar a las personas para poder mejorar sus posibilidades de acceso a un puesto de trabajo en el mercado laboral ordinario tras su paso por una entidad de Economía Social.
Escuchar, cuidar, sumar y cambiar
El Informe de empleo y economía solidaria 2022 destaca la necesidad de poner en práctica una economía que priorice lo esencial y liderar un nuevo modelo económico centrado en las personas y el cuidado de la vida.
La apuesta de Cáritas por el modelo de economía solidaria pasa por defender una economía que escucha y atiende las necesidades tanto de las personas trabajadoras y consumidoras como de las empresas. Una economía que cuida, que se ocupa de las personas y sus condiciones de trabajo, al tiempo que cuida el medio ambiente. Una economía que suma, porque es la economía del bien común y la cooperación, la que suma beneficios para las personas. Y una economía que cambia, que es transformadora tanto en lo personal, como en lo colectivo.
Las mayores tasas de pobreza y exclusión se concentran en el colectivo de personas desempleadas. No contar con un empleo multiplica por dos el riesgo de caer en situación de exclusión o pobreza severa. Sin embargo, la vulnerabilidad se da cada vez más entre aquellas personas que están trabajando. Por ello, podemos decir que contar con un empleo ha dejado de ser sinónimo de integración y bienestar.
Dificultades para integración sociolaboral
En este contexto, deben recordarse cuatro elementos cruciales para la vida de las personas más vulnerables:
- El reto para crear empleo inclusivo que realmente permita una vida digna. España parte de un alto nivel de desempleo previo a la crisis y de una dinámica lenta para generar puestos de trabajo. Además de la importante dificultades financieras y organizacionales de los empleadores para afrontar esta crisis multidimensional y generar empleo estable y con salarios dignos.
- El ajuste necesario de recualificación y adaptación al futuro modelo productivo. Si para las personas que ya forman parte del mercado de trabajo implica un importante esfuerzo de ajustes, para las excluidas supone un incremento de nuevas exigencias que se suman a las que ya padecen.
- La ruptura del contrato social para el desarrollo vital de los jóvenes. La precariedad laboral a la que se ven abocadas las personas jóvenes generará nuevas tasas de vulnerabilidad social. Esto hace que se desdibuje el trabajo como un elemento clave para su integración, sin que aparezcan mecanismos alternativos que sustituyan este vacío.
- El empleo no es la vía de integración social para todas las personas. Es necesario destacar las dificultades que tienen algunas de las personas con situaciones de exclusión social más graves. Se necesitarán programas de apoyo y acompañamiento para una integración social que no pase necesariamente por la inserción laboral.
“No hablamos de gasto, sino de inversión. Y no lo hacemos en términos metafóricos o poéticos, sino porque para nosotros, cada recurso invertido supone un retorno en el medio-largo plazo desde el punto de vista social y también económico, porque la persona no solo gana autoestima, reconocimiento de su dignidad y acceso a sus derechos, sino que deja de percibir prestaciones, pasa a pagar impuestos y genera crecimiento económico por la vía del consumo”.
Pedro A. Melero, presidente de Cáritas Aragón
Cáritas proporciona a las personas más vulnerables los recursos necesarios para mejorar su empleabilidad. De esta manera, pueden colocarse en igualdad de condiciones ante un mercado laboral cada vez más competitivo y con peores condiciones.